"El terrorismo es el uso sistemático del terror, para coaccionar a sociedades o gobiernos, utilizado por una amplia gama de organizaciones políticas en la promoción de sus objetivos".
Este concepto quedó patente esta semana, cuando el Frente de Liberación del Frente de Cabinda, asesinó al jefe de prensa y al segundo entrenador de la Selección de Fútbol de Togo. Según el líder de la organización "Este ataque no estaba dirigido contra los jugadores togoleses sino contra las fuerzas angoleñas que encabezaban el convoy".
Imagino que todos vosotros, recibiríais la noticia con total estupor, pero como cada noticia que vemos a diario en televisión, durá en nuestro subconsciente minuto o minuto y medio, nos apenamos, pero en breve cambiamos el chip, pues creemos que dista lejos de nuestro cómodo modelo de vida ... - ya tenemos aquí suficiente con pensar en la ETA, y en parte no nos falta razón.
Es a lo que estamos acostumbrados, vemos cadáveres a diario, atentados, asesinatos y torturas. En este caso el fútbol ha sido la víctima y el instrumento, la política y esa gran plaga milenaria que más muertes y guerras ha provocado en toda la historia de la humanidad, la maldita y dichosa religión.
En las imágenes sobre el atentado, que han ofrecido la gran mayoría de cadenas de todo el mundo, me conmovió el rostro del jugador del Manchester City, Adebayor. Este futbolista, que anteriormente ha militado en el Arsenal de Wenger, representa para los togoleños, el éxito y la esperanza, de poder conseguir una vida mejor, a través del deporte y en este caso del fútbol. Su rostro, transmitia el contraste del modelo de vida occidental que vive hoy en día, no exento de violencia y atrocidad, con la barbarie y el subdesarrollo ético y civil que todavía persiste en algunas regiones del continente africano, dominado en su mayoría por sistemas políticos obsoletos y tiránicos.
Particularmente, me aterra lo sucedido en Angola, soy pesimista en este sentido y no creo que se trate de un atentando aislado, producto de un accidente, como declaró Rodrigues Mingas. Puede dar lugar a un nuevo tipo de terrorismo que puede fijar su vista en el deporte.
Hoy en día los deportistas, y sobre todo los futbolistas, representan en nuestra sociedad actual a los nuevos héroes de la actualidad. Son tratados como semidioses, y la desaparición de cualquiera de ellos (Puerta, Jarque, Feger ...) ha creado una gran conmoción, pasando a convertirse en verdaderos mitos a los que incluso se les rinde actualmente culto en capillas y lugares improvisados.
Recuerdo el día en el Bernabeu, cuando se disputaba un Real Madrid - Real Sociedad, y ante una amenaza de bomba, el estadio al completo tuvo que ser desalojado. ¿Os imaginais las consecuencias de la explosión de un artefacto en el Estadio, con más de 60.000 espectadores?.
Puede que jamás ocurra algo semejante, pero si ya se producen secuestros (Brasil, Colombia, México, Irak ...) de futbolistas, familiares o periodistas occidentales, porque no puede servir lo sucedido en La Copa Africa, para que las mentes más perversas barajen la posibilidad de asesinar a futbolistas, en contextos semejantes. Que mejor campaña de marketing para un grupo terrorista, que asesinar a un crack del fútbol mundial.
Estadísticamente, cuando se produce un hecho que trasciende y tiene una gran repercusión mediática, tiende a repetirse aleatoriamente en otras zonas del planeta.
Este lamentable hecho, seguro que hace que los organizadores del próximo Mundial de Fútbol de Sudáfrica y del resto de eventos de especial trascendencia, aumenten los controles de seguridad y que el terrorismo no se inserte en el deporte, pues sus consecuencias serían incalculables en todos los sentidos.
Nunca imaginé que un juego, que une a millones de personas y hace olvidar por un instante, lo cruel y patético que puede ser este mundo, pudiera ser utilizado como instrumento para sembrar el horror. Aún nos queda la luz, que impregna a esos niños africanos, que ante un balón de fútbol y un fusil, se declinan por la diversión y la solidaridad que regala el primero.
Por José Carlos "Pipa" Gozalbes para el periódico El Noroeste
Este concepto quedó patente esta semana, cuando el Frente de Liberación del Frente de Cabinda, asesinó al jefe de prensa y al segundo entrenador de la Selección de Fútbol de Togo. Según el líder de la organización "Este ataque no estaba dirigido contra los jugadores togoleses sino contra las fuerzas angoleñas que encabezaban el convoy".
Imagino que todos vosotros, recibiríais la noticia con total estupor, pero como cada noticia que vemos a diario en televisión, durá en nuestro subconsciente minuto o minuto y medio, nos apenamos, pero en breve cambiamos el chip, pues creemos que dista lejos de nuestro cómodo modelo de vida ... - ya tenemos aquí suficiente con pensar en la ETA, y en parte no nos falta razón.
Es a lo que estamos acostumbrados, vemos cadáveres a diario, atentados, asesinatos y torturas. En este caso el fútbol ha sido la víctima y el instrumento, la política y esa gran plaga milenaria que más muertes y guerras ha provocado en toda la historia de la humanidad, la maldita y dichosa religión.
En las imágenes sobre el atentado, que han ofrecido la gran mayoría de cadenas de todo el mundo, me conmovió el rostro del jugador del Manchester City, Adebayor. Este futbolista, que anteriormente ha militado en el Arsenal de Wenger, representa para los togoleños, el éxito y la esperanza, de poder conseguir una vida mejor, a través del deporte y en este caso del fútbol. Su rostro, transmitia el contraste del modelo de vida occidental que vive hoy en día, no exento de violencia y atrocidad, con la barbarie y el subdesarrollo ético y civil que todavía persiste en algunas regiones del continente africano, dominado en su mayoría por sistemas políticos obsoletos y tiránicos.
Particularmente, me aterra lo sucedido en Angola, soy pesimista en este sentido y no creo que se trate de un atentando aislado, producto de un accidente, como declaró Rodrigues Mingas. Puede dar lugar a un nuevo tipo de terrorismo que puede fijar su vista en el deporte.
Hoy en día los deportistas, y sobre todo los futbolistas, representan en nuestra sociedad actual a los nuevos héroes de la actualidad. Son tratados como semidioses, y la desaparición de cualquiera de ellos (Puerta, Jarque, Feger ...) ha creado una gran conmoción, pasando a convertirse en verdaderos mitos a los que incluso se les rinde actualmente culto en capillas y lugares improvisados.
Recuerdo el día en el Bernabeu, cuando se disputaba un Real Madrid - Real Sociedad, y ante una amenaza de bomba, el estadio al completo tuvo que ser desalojado. ¿Os imaginais las consecuencias de la explosión de un artefacto en el Estadio, con más de 60.000 espectadores?.
Puede que jamás ocurra algo semejante, pero si ya se producen secuestros (Brasil, Colombia, México, Irak ...) de futbolistas, familiares o periodistas occidentales, porque no puede servir lo sucedido en La Copa Africa, para que las mentes más perversas barajen la posibilidad de asesinar a futbolistas, en contextos semejantes. Que mejor campaña de marketing para un grupo terrorista, que asesinar a un crack del fútbol mundial.
Estadísticamente, cuando se produce un hecho que trasciende y tiene una gran repercusión mediática, tiende a repetirse aleatoriamente en otras zonas del planeta.
Este lamentable hecho, seguro que hace que los organizadores del próximo Mundial de Fútbol de Sudáfrica y del resto de eventos de especial trascendencia, aumenten los controles de seguridad y que el terrorismo no se inserte en el deporte, pues sus consecuencias serían incalculables en todos los sentidos.
Nunca imaginé que un juego, que une a millones de personas y hace olvidar por un instante, lo cruel y patético que puede ser este mundo, pudiera ser utilizado como instrumento para sembrar el horror. Aún nos queda la luz, que impregna a esos niños africanos, que ante un balón de fútbol y un fusil, se declinan por la diversión y la solidaridad que regala el primero.
Por José Carlos "Pipa" Gozalbes para el periódico El Noroeste
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