domingo, 3 de enero de 2016

Cállate ya un poquito mister


Hoy en el Torneo de Guadalupe con el equipo Alevín de la Noroeste y Río Mula he querido hacer un "experimento" del que he aprendido mucho. En el último partido frente a CD Bullense y tras ver como se relacionaban antes del partido los chicos de la comarcal con los chicos de Bullas (ese momento de inocencia de los niños en la que los adultos no pintamos absolutamente nada) le he dicho a los jugadores que no iba a darles instrucciones, que iban a ser ellos quienes hablasen, transmitiéndose información y tomando todas las decisiones. Os lo aseguro que no he abierto el pico en toda la media hora. Ha sido como ver un partido de niños en la calle, fútbol puro. Seguramente haya sido el mejor partido de todos los que han jugado hoy.

Creo que los entrenadores de fútbol base a veces hablamos de más. "Abre", "cierra", "cuidado que entran por tu espalda", "sal un poquito más" (al portero) ... son algunos ejemplos de lo que si debe de decir durante el partido un formador de niños. Evidentemente tampoco es positivo permanecer siempre en silencio (no es el mensaje que pretendo transmitir con estas breves líneas). Tenemos que acompañar siempre a nuestros jugadores, pero no atosigarlos. 

Con lo que no puedo es con esos entrenadores que no paran de dar saltos gesticulando con los brazos como locos, esos gritos innecesarios intentando corregir (realmente recriminar) en el momento, un error de pase por ejemplo, ... ¡que pena damos a veces! (me incluyo). "En corto", "pégale arriba", "por banda", "empieza", "salta" ...  ¡Para ya pequeño Mou! 

Es nuestra obligación  dejar que aprendan a tomar decisiones a base de errores. Pero por favor no digas inmediatamente tras cometer el fallo frases tipo "¡No se la pases a Fulanito al centro!", no lo hagas. En el descanso o cuando el chico es sustituido, es un buen momento para explicarle porque tenía que haber iniciado el juego por banda, pero no pretendas manejar a los jugadores como si se tratara del FIFA. Ni tu eres el mando ni ellos son muñecos virtuales. 

Déjales que tomen sus propias decisiones y no retransmitas el partido. De lo contrario crearas jugadores dependientes, inseguros y excesivamente automatizados. Dales libertad para equivocarse y en base a ese error trabaja para hacerles llegar a la solución. Esa es la mejor manera de enseñar a los niños a jugar al fútbol. Durante la semana puedes y debes hincharte a hablar. Para el entrenamiento cuantas veces sean necesarias. Corrige, muestra e ilústrales el camino, pero no lo dibujes por ellos. Es mi humilde consejo. Yo, a partir de hoy, voy a hablar menos y observar más. 

martes, 8 de septiembre de 2015

Papá, mamá ... qué no hacer en fútbol base


Anoche en el programa "partido de las doce", una niña de 14 años que ejercía el arbitraje llamada Zaira declaraba; «En un partido no vi una mano y un padre me dijo que no valía para arbitrar pero sí para trabajar en una casa de citas». La barbarie sigue siendo protagonista en la gran mayoría de partidos de fútbol base. Y gran parte de esta culpa la tienen aquellas personas que dirigen o coordinan los clubes o entidades deportivas, responsables de gestionar medidas de prevención para remediar este problema.

Llevo desde 2007 entrenando niños, desde prebenjamines hasta juveniles. Conozco todas las etapas y por lo tanto todos los perfiles negativos de padre/madre que existen. Entrenador, histérico, ausente, protector, crítico, periodista, representante, "protestón", ... y lo preocupante es que la mayoría de ellos no son conscientes del gran daño que hacen a sus hijos. Viven como al margen de la realidad, en otra dimensión paralela. Personalmente, siempre que he detectado este comportamiento que afectaba a alguno de mis equipos, lo he tajado de inmediato con una primera reunión y de persistir el problema una conversación individual cara a cara. Por lo tanto el entrenador, si observa pasividad por parte del club, tiene la obligación de solucionar este problema de inmediato. Y no hay peros que valgan.

Un padre/madre debe saber en primer lugar que su hijo no es un futbolista en miniatura, sino un niño jugando a un juego llamado fútbol. Que está en plena formación y pertenecer a un grupo va más allá de meter goles o hacer paradas. Un padre/madre debe de ser un ejemplo para su hijo y comportarse educadamente mientras observa el partido. Animar debe ser su principal preocupación y velar porque haya siempre un ambiente sano y de deportividad. Tiene que comprender que la envidia y la agresividad, no son positivos ni para su hijo ni para sus compañeros. Que no contagie su estrés o frustración en los niños, que ellos solo quieren divertirse con sus amigos. Esto que suena a tópico y resulta tan obvio, es respetado únicamente por un escaso porcentaje de padres.

Antes de que arranque la temporada, me gustaría dejar algunos consejos para padres y madres que tienen a su hijo "jugando" en un equipo de fútbol. Esto es, a mi juicio, lo que no deberían hacer jamás:

  • No gritar durante el partido. 
  • No protestar al árbitro.
  • No insultar. 
  • No generar polémicas con padres del equipo rival.
  • No dar referencias sobre aspectos tácticos o técnicos durante el partido. Ya hay un entrenador.
  • No alabar las acciones durante un partido de su hijo delante de amigos, conocidos, familiares ...
  • No obsesionarse con los resultados de los partidos. Ganar no es lo más importante.
  • No presionar al niño ni antes, ni durante, ni después del partido. 
  • No criticar a los compañeros de tu hijo, sino animarles para potenciar su autoestima.
  • No mostrar desinterés y ausentarse a la mayoría de partidos.
  • No hacer crónicas de los partidos y colgarlos por la red. "Mi Jonathan ha metido 3 goles"
  • No cambiar constantemente de equipo priorizando la categoría por encima de valores tan importantes como la amistad. 
  • No contactar con representantes si tiene menos de 16 años.
Recuerda esto bien. Lo más importante de todo es que tu hijo se divierta, sienta verdaderamente tu apoyo y seas un espejo donde mirarse. Eso implica ser educado y respetuoso.  Preocúpate porque esté en una escuela de fútbol o club a cargo de un monitor o entrenador bien formado, honrado y buena persona. La categoría, hasta categoría cadete, es lo de menos. Y créeme, en el fondo, esto es tan solo un juego, nada más. 

martes, 7 de abril de 2015

Inicio del juego a través del portero en fútbol base


Sin duda se trata de un debate entre los formadores de fútbol. ¿Cómo debe iniciar el juego el portero en fútbol base? Y lo más importante, ¿por qué y con qué finalidad? 

Hace apenas unos días @PepeRuiz9 lanzaba este tuit: "Mucho fútbol base visto, f7, f11, todas las edades, muchos clubes. No se un porcentaje exacto, altísimo sin duda, de porteros que inician en largo"

A partir de ese momento varios usuarios comenzaron a enviar sus comentarios, aportando interesantes reflexiones acerca de este importante aspecto del juego siendo realmente lo que me animó a crear este post. Bueno eso y mis largas charlas con Andrew Higgins sobre este tema en concreto.

En mi caso, como en el de Pepe e imagino que el de muchos entrenadores de fútbol formativo, observamos un abuso desmedido del saque en largo, tanto en el saque de meta como tras jugada en plena acción por parte del guardameta. 

La pregunta es, ¿se trata de un error que el niño inicie en largo? Para muchos técnicos que juegan a ser Guardiola si, pero realmente no debe de serlo siempre y cuando se realice con una finalidad:

  • Cuando la presión del equipo no permita un inicio del juego en corto, por ausencia de espacios.
  • Tras una acción de ataque del rival en la que existe posibilidad de crear un contraataque.
  • Cuando existan automatismos previamente trabajados y reconocibles tras el saque de meta.
  • En todos aquellos contextos que sean propicios para realizarlo que podáis imaginar.

Lo que está claro es que no debería de ser el único recurso en fase de iniciación, pues no debemos olvidar que en el aprendizaje, conseguiremos mayores resultados si trabajamos en contextos en los que los niños tengan que pensar y crear. Pegar pelotazos está al alcance de cualquiera. Esta es la idea que intentamos transmitir en la Asociación Noroeste y Río Mula. Nuestro objetivo no es el de llegar a portería contraria a base de pelotazos para ganar el partido, sino el de alternar estilos de juego siendo la elaboración la base en la que se sustenta el resto. En este proyecto a lo largo de todo el proceso formativo que puede durar en el mayor de los casos doce años (un niño que entra en prebenjamín 1er año y termina en juvenil de 2º año) pensamos en el largo plazo y no en los resultados de una temporada.

Desde el punto de vista cognitivo estaremos formando a niños inteligentes, que sabrán interpretar el juego y desenvolverse en contextos de cierta dificultad. Crear amplitud, realizar desmarques de apoyo, simplificar el número de contactos al balón, son algunos de los objetivos que deberemos trabajar para conseguir un inicio del juego elaborado pero siempre con un objetivo, con un propósito claro que habrá que transmitir a los jugadores, empezando por el portero. No porque el equipo luzca y divierta, sino porque hace las cosas con una intención clara siguiendo un plan que previamente hemos trabajado.

Otro detalle que podemos apreciar es el lugar en el que los porteros suelen colocar el balón en el área de meta. Siempre en uno de los dos vértices en función a donde haya salido el balón. Como bien dice mi profesor de Táctica Jesús Escribano, siempre que queramos iniciar en corto el juego desde nuestra portería, especialmente en Fútbol 7-8, debería de situarse el balón en el centro del área. De este modo ampliaremos las posibilidades en las líneas de pase, no limitando a un espacio (lateral, interior, mediocentro de ese costado ...) la jugada inicial. 

El niño debe de saber identificar diferentes sistemas y estilos de juego, exceptuando el caso de filiales que desarrollan un modelo marcado por el primer equipo (particularmente creo que también deberían de trabajar todos). El resto necesita aprender a iniciar el juego desde atrás, visualizar una oportunidad de contraataque, temporizar, posicionarse ante un saque en largo, presionar ante segundas jugadas ... todo esto es fútbol y debe aprenderse desde edades tempranas. Lo importante es que el entrenador argumente el por qué se hace cada cosa y el niño lo sepa manifestar en el terreno de juego.

Lo verdaderamente triste es que la obsesión por los resultados y la presión de algunos entrenadores y padres sea la principal causa por la que cada fin de semana veamos más pelotazos y menos elaboración. En definitiva más niños a los que se les contagia esta absurda ansiedad de ganar imperiosamente. Y lo que resulta más ridículo desde un punto de vista metodológico, entrenar sin fundamento, un día con tareas para trabajar el inicio del juego, para el domingo gritar al portero que le pegue arriba toda la segunda parte. De este modo se ganarán partidos, pero se perderán futbolistas preparados para saber interpretar este complicado juego.

Y para finalizar, si eres entrenador de fútbol base, hazte la siguiente pregunta, ¿tu tarea es la de enseñar o la de ganar? 


domingo, 1 de junio de 2014

"Es que mi hijo es delantero centro"

Derechos de la Foto: Fotolia

Uno de los mayores problemas y posiblemente el más complejo al que tenemos que enfrentarnos los instructores de fútbol base, es la "presión" de algunos padres y madres en ciertos temas relacionados directamente con aspectos del juego y más concretamente con los tácticos. 

Todos los que trabajamos con niños somos conscientes de que mientras los peques juegan el partido, en la grada se juega otro muy particular. Estamos acostumbrados a que en fútbol cada uno tenga su propio entrenador dentro y su opinión particular sobre donde tiene que jugar cada niño, por supuesto totalmente respetable. Este no es el tema a tratar.

Lo más conveniente es convocar una reunión con los padres el primer día de entrenamiento y dejar claro cuales son las responsabilidades y funciones de cada rol, el del padre o madre y el del entrenador. 

Particularmente siempre he tratado este tema analizando las variables más importantes, que básicamente se reducen a tres y a las que doy este orden de prioridad.

1) Preguntarle al niño en que demarcación le gusta jugar. En cual se divierte más. 
2) Analizar cual es la demarcación que mejor se adapta a sus características.
3) Considerar que demarcación es la que más favorece al grupo. 

Lo ideal es determinar estas premisas en la etapa pre-benjamín, para poder observar su evolución y orientar al niño hasta encontrar aquella posición en el terreno de juego que le haga feliz y que encaje con su personalidad como jugador de fútbol durante los próximos años.

Un error gravísimo que podemos distinguir en fútbol base, es la carencia en el trabajo táctico en pro de una versatilidad y polivalencia desde edades tempranas. He visto casos de jugadores que llevan jugando de delantero centro desde los 7 años, sin haber pasado por otras demarcaciones. Un jugador, incluido el portero, debe jugar en diferentes zonas del campo con el objetivo de examinar el punto 2) analizar cual es la demarcación que mejor se adapta a sus características, pues de otro modo es imposible averiguarlo. 

El niño, debe jugar en todas las partes del campo con el propósito de que adquiera conceptos específicos para cada demarcación. Un delantero debe de jugar de defensa central para aprender a defender y viceversa. Además estas rotaciones ayudan a empatizar, es decir, un interior derecho que juegue de lateral derecho, entenderá cuales son las funciones de su compañero y por lo tanto que necesita de él. Es fundamental rotar durante los entrenamientos para deducir el punto 3) considerar que demarcación es la que más favorece al grupo. 

Otro error que observo frecuentemente, es el de alterar la posición natural del niño, a consecuencia de esa obsesión absurda por ganar y priorizar la competición a la formación. Vengo a decir que poner al jugador con más cualidades de delantero centro, porque define los partidos y marca las diferencias, pese a que su naturaleza es la de defensa central, puede perjudicar enormemente su progresión. Evidentemente en este post estamos defendiendo la versatilidad y polivalencia, pero eventual, progresiva y fundamentada, no constante y basada en intereses más centrados en conseguir la victoria a toda costa. Solo el tiempo decidirá que demarcación es la más adecuada para el niño.

¿Hasta cuando debemos de realizar rotaciones y modificaciones en el posicionamiento de los jugadores? Mi opinión es que hasta la etapa infantil en la que se produce el cambio de fútbol 8 a 11. Es en esta fase en la que ya debemos de perfilar la demarcación del jugador, pues se trata de un cambio drástico y aunque depende del grado de polivalencia del futbolista, no definir el puesto puede perjudicar su personalidad futbolística para los próximos años. 

Por eso cuando el padre de un niño entre 6 y 12 años le dice al entrenador "Es que mi hijo es delantero centro", es porque no es consciente del perjuicio que puede provocar en el niño esta decisión o bien porque siempre quiso jugar de delantero centro y no le dejaron entrenadores que no se preocuparon de buscar su posición natural. 

¿Qué te ha parecido este post? No dudes en dejar tu comentario.

lunes, 17 de marzo de 2014

El fútbol ya no se practica en la calle



El fútbol ya no se practica en las calles y plazas de mi pueblo. Ahora sólo se hace en el club o escuela de fútbol y en la PlayStation.

Yo soy del ochenta, esa generación que creció entre parques, bancales, descampados, asfalto y cocheras. Soy de la quinta que llegaba tarde a casa con las rodillas sangrando y que al día siguiente su madre le bordaba un parche con la estampa Mazinguer Zeta. Soy del Tango, el Etrusco y el Questra. Soy de los que soñaban con ser Oliver o Benji.

El boom inmobiliario y las nuevas tecnologías se han encargado de eliminar la imagen de niños jugando en mitad de la calle, recogiendo el balón al paso de un coche con la cara llena de Nocilla.

Jugar contra niños dos o tres años mayores que tú y aprender a base de goleadas, eso eran lecciones de verdad. La libertad que proporcionaba la calle, aceleraba el aprendizaje y seleccionaba el talento. Uno se formaba por observación. Cuando te metían el brazo en el pecho para proteger el balón dos veces, instintivamente lo absorbias y lo aplicabas en la siguiente jugada. 

Ahora desgraciadamente observo niños sobreprotegidos, mimados y consentidos a los que no les falta ni un capricho. Tienen las últimas botas fosforitas del mercado, espinilleras personalizadas y hasta un perfil en instagram con apenas diez años. No juegan en la calle o lo hacen como presos ante la atenta mirada de papá o mamá. 

Esto ha provocado la desaparición del niño "callejerus" en sustitución del niño "sobreprotegidus". ¿Diferencia? La principal, el volumen de horas que el niño pasa con el balón. Hemos pasado de cuatro o cinco horas al día jugando a la pelota, a solo hacerlo durante cuatro a la semana en los entrenamientos del equipo y el partido del fin de semana. Chispa y picardía han sido sustituidos por actitudes más automatizadas. Por supuesto generalizo. 

El juego de la calle era puro, complejo y competitivo. "¡Diez minutos o dos goles!" y saltaban chispas. La reducción de espacios, jugar con la calzada, con un pico de una puerta o una loseta rota, con un banco de medio metro de altura como portería o pudiendo utilizar la pared del muro como recurso, constituían un hábitat que ayudaba a desarrollar habilidades que actualmente no pueden adquirirse en la escuela de fútbol. No pretendo comparar. Este post no va de eso. Ni la calle es la mejor escuela, ni la escuela aporta las herramientas que proporcionaba la calle. 

Infografía de Enric Soriano

En la calle era necesario intuir el bote del balón, adaptarse a la superficie y al mismo tiempo estar atento a que el dueño de la tienda no te quitara el balón. Eso amigos espabila la mente. El resto de juegos de calle como "el bote", "el pillao", "los polis y cacos", "un, dos, tres, pollito inglés", etc también formaban parte de la cultura del barrio y dotaban al niño de actitudes relacionadas, entre otras, con la agudeza mental. En la era de las nuevas tecnologías la relación del niño con iPad, smartphone o pc durante horas está transformando todo, dando como resultado modificaciones en la estructura cerebral, creando una nueva generación de niños con déficit de atención y problemas de aprendizaje (Ver artículo)

Otro aspecto importante a tener en cuenta es el sentimiento de pertenencia que te daba la calle. Sentir que formabas parte de algo que iba más alla del equipo de fútbol. Nada implica más emocionalmente a un niño que su pandilla de amigos. En la actualidad se ha normalizado que un niño pase por varias escuelas o clubes de fútbol. Así es muy complicado forjar este sentimiento. 

Resulta hasta extraño ver a un niño con un balón en mitad de la calzada. Cuando veo esa escena suelo hacer una foto. Como si se tratara de una imagen en peligro de extinción. La realidad es que faltan futbolistas de calle, con genio, carácter y desparpajo. La generación campeona de dos Eurocopas y un Mundial con España posiblemente represente la última que ha transitado entre la calle y el césped artificial. 

El fútbol sin la calle pierde creatividad. En Holanda o Francia todavía existe una cultura entorno al fútbol de barrio. Precisamente fue la vieja escuela holandesa la primera que supo aprovechar el talento de la calle para reeducarlo y adaptarlo a la metodología y el contexto formativo y profesional. 

Me gustaría cerrar este post precisamente con uno de los arquitectos de este concepto, Cruyff que a través de su fundación llevó el fútbol a la calle "ahora es un momento en el que los jóvenes se quedan delante del ordenador mucho tiempo y pienso que es bueno que practiquen deporte y tengan espacios donde poder disfrutar de esta práctica".

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