Hoy en el Torneo de Guadalupe con el equipo Alevín de la Noroeste y Río Mula he querido hacer un "experimento" del que he aprendido mucho. En el último partido frente a CD Bullense y tras ver como se relacionaban antes del partido los chicos de la comarcal con los chicos de Bullas (ese momento de inocencia de los niños en la que los adultos no pintamos absolutamente nada) le he dicho a los jugadores que no iba a darles instrucciones, que iban a ser ellos quienes hablasen, transmitiéndose información y tomando todas las decisiones. Os lo aseguro que no he abierto el pico en toda la media hora. Ha sido como ver un partido de niños en la calle, fútbol puro. Seguramente haya sido el mejor partido de todos los que han jugado hoy.
Creo que los entrenadores de fútbol base a veces hablamos de más. "Abre", "cierra", "cuidado que entran por tu espalda", "sal un poquito más" (al portero) ... son algunos ejemplos de lo que si debe de decir durante el partido un formador de niños. Evidentemente tampoco es positivo permanecer siempre en silencio (no es el mensaje que pretendo transmitir con estas breves líneas). Tenemos que acompañar siempre a nuestros jugadores, pero no atosigarlos.
Con lo que no puedo es con esos entrenadores que no paran de dar saltos gesticulando con los brazos como locos, esos gritos innecesarios intentando corregir (realmente recriminar) en el momento, un error de pase por ejemplo, ... ¡que pena damos a veces! (me incluyo). "En corto", "pégale arriba", "por banda", "empieza", "salta" ... ¡Para ya pequeño Mou!
Es nuestra obligación dejar que aprendan a tomar decisiones a base de errores. Pero por favor no digas inmediatamente tras cometer el fallo frases tipo "¡No se la pases a Fulanito al centro!", no lo hagas. En el descanso o cuando el chico es sustituido, es un buen momento para explicarle porque tenía que haber iniciado el juego por banda, pero no pretendas manejar a los jugadores como si se tratara del FIFA. Ni tu eres el mando ni ellos son muñecos virtuales.
Déjales que tomen sus propias decisiones y no retransmitas el partido. De lo contrario crearas jugadores dependientes, inseguros y excesivamente automatizados. Dales libertad para equivocarse y en base a ese error trabaja para hacerles llegar a la solución. Esa es la mejor manera de enseñar a los niños a jugar al fútbol. Durante la semana puedes y debes hincharte a hablar. Para el entrenamiento cuantas veces sean necesarias. Corrige, muestra e ilústrales el camino, pero no lo dibujes por ellos. Es mi humilde consejo. Yo, a partir de hoy, voy a hablar menos y observar más.