lunes, 24 de noviembre de 2008

De-grada-dos

La grada minimiza al futbolista, lo encanija y hasta lo desarma en autoestima y confianza. Todos recordamos el caso del balón de oro Michael Owen en el Real Madrid, jugador productivo y que rentabilizó su fichaje, anotando 13 goles en los escasos minutos de los que disfrutó. Santi Ezquerro en el Athletic maravillaba a todos con su calidad y capacidad goleadora, al igual que el "conejo" Saviola en River y Sevilla. Gudjonsen en su etapa en el Chelsea, Mista en el Valencia, Riquelme en Boca, el Miguel Torres de Capello y asi un largo etc de nombres. Jugadores todos ellos degollados por la peor situación por la que puede atravesar un futbolista. Lo peor es que el jugador pasa al olvido y pasa para consciencia del aficionado de ser un buen jugador a ser un paquete.

En mi caso particular, actualmente paso por la misma circunstancia que ellos, en trece jornadas aún no he sido convocado por mi entrenador, lo que merma la confianza, aunque sin debilitarla del todo. Se produce una curiosa reacción psicologica en el jugador, o al menos es lo que me ha pasado a mi. Se pierde ilusión, pero se sustituye por otro factor motivador, el reto. Desafio o reto, uno se propone seguir hacia delante, sin bajar la cabeza, a pesar de ser consciente que por el momento no entra en los planes del mister. Me ha costado aceptarlo, porque es la primera vez que paso por esta situación, siempre lo tuve dificil por mis caracteristicas como futbolista.

No soy ni jugador de banda izquierda, ni centrocampista puro, vivo entre ambas demarcaciones, inmerso en la indefinición táctica. Me considero un mediapunta, de los que dependen enormemente de la propuesta futbolística del entrenador. De momento estoy aprendiendo de la experiencia y haciendo todo lo que puedo por animar a los compañeros que ahora están participando.

Ahora bien, ¿cuales son las pautas que debemos seguir si nos encontramos en tal situación?. En primer lugar ser autocrítico. Analizar de manera objetiva que estoy haciendo mal y que espera el entrenador de mi. Una vez sepa que es lo que espera de mi, me pondré manos a la obra en rectificar los errores y convertirlos en aciertos. Si lo que tengo que mejorar es el aspecto táctico, me pondré como objetivo ser mejor futbolista tácticamente. Si lo que espera de mi es más juego exterior con desborde y llegada, intentaré entrenar tal circunstancia para demostrar que puedo hacerlo bien.
Si por el contrario bajamos los brazos y renunciamos a seguir luchando, estamos perdidos. Si tenian poca confianza en nosotros, estamos dando argumentos suficientes para que se siga pensando de esa manera. Tenemos que romper con el prejuicio y el efecto halo.

Mi mensaje es para todos aquellos que pasen por una situación así en un plano deportivo o en su puesto de trabajo. Les animo a que continuen adelante, confiando en ellos mismos, pues si no tenemos de nosotros esa confianza, dificilmente podremos transmitirla a quien queremos darsela. Lo que hoy puede presentarse como una mala racha, mañana puede dar un giro de 360 º. Si creemos en nosotros mismos, podemos conseguir cualquier cosa que nos propongamos.

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