jueves, 22 de enero de 2009

El fútbol globalizado


El fútbol se ha convertido en una mercancía: puede ser comprado y vendido. Es conocido el caso del Manchester United, que se negó a jugar en la Copa FA del 2000. En vez de eso, viajaron a Sudamérica y tomaron parte en una competencia a la cual nadie prestó atención entonces o desde entonces. El club más grande de Gran Bretaña le hizo desaire a la competición más importante del país por una oportunidad de marketing.
Siguiendo este mismo estilo, los clubes de la liga inglesa realizan tours en Lejano Oriente, para ampliar su atractivo comercial en aquellos países y así vender unos miles de copias adicionales de sus camisetas. Tailandia y Malasia están llenos de hinchas de clubes británicos. Muchos clubes han comenzado a mirar hacia el resto del mundo, y si bien no le están dando la espalda a su apoyo local, este último ha perdido la importancia que una vez tuviera.
¿Cuáles son, en resumen, las consecuencias de la globalización, y qué significan para el futuro? Las ligas de fútbol atraen jugadores de todos los rincones del planeta. La temporada pasada el Chelsea, jugando en una liga inglesa, contrató a un equipo que no tenía futbolistas ingleses. Significa más dinero para los jugadores establecidos y le hace las cosas más difíciles a los nuevos.
Cualquiera puede comprar o vender acciones en un club de fútbol, una vez que el club se haya transformado en una S.A. Cualquiera, desde el tipo que no se pierde ni un partido contra la oposición mediocre en noches lluviosas de noviembre inglés, al multimillonario que se ha aburrido con las carreras de caballos o con los pozos de petróleo. Saca tus propias conclusiones al respecto y extrapólalas a un contexto de ámbito local.
Los clubes más importantes buscan y reciben soporte de todas partes del mundo. ¿Cómo pueden hacer los clubes locales para atraer suficientes hinchas, cuando las ligas más glamorosas repletas de jugadores internacionales están tan al alcance de la mano? Hay un rayo de esperanza para los clubes más pequeños. Lejano Oriente estará lleno de niños que llevan copias de los jerseys de la liga inglesa, pero los dueños de esos jerseys no podrán ir al Camp Nou o San Siro cada fin de semana. Los clubes necesitan público que vaya a ver los partidos, y si descuidan a aquellos que pasan a través de los molinetes, verán como parte de su soporte los abandona. Los seguidores pueden abandonar a su corporación multinacional indiferente que fue una vez su club de fútbol, a favor de algún club de fútbol sencillo que aprecie su apoyo. Preferimos ver un partido por televisión, que se juega en Madrid o Barcelona, antes que sentir en vivo las proezas que está haciendo "el equipo del pueblo" a cinco minutos de casa.
La globalización del fútbol no es una teoría, y no es siempre necesariamente buena. Mira alrededor tuyo: ya está aquí, y tiene una fuerza devastadora, tanto que de no cambiar pasaremos de 300 a 25 aficionados en el Morao cada domingo.

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