lunes, 2 de febrero de 2009

Consejos de Luis Fernández

"En la temporada 2003-04, cuando entrenaba al Espanyol, nos encontramos con una situación límite. Llegamos a la última jornada liguera con la necesidad de ganar al rival, un Murcia peleón y matemáticamente salvado que vino a Montjuïc con varios motivos para llevarse el triunfo (en las últimas jornadas acostumbran a circular maletines para a ‘primar’ a los rivales...). El empate nos hundía en Segunda y la victoria nos daba la permanencia. ¿Cómo se preparan este tipo de partidos? Lo más importante es el aspecto psicológico.

Cierto es que nadie debe decirle a los jugadores lo importante que es el choque, porque ellos saben que se juegan su futuro profesional. En este tipo de partidos a vida o muerte, el aspecto táctico pasa a un segundo plano e incluso el apartado físico, también. Por más que entrenes duro, sabes que los jugadores correrán como nunca lo han hecho antes. La figura del técnico debe centrarse en el aspecto psicológico. Recuerdo que fue necesario alejarnos de Barcelona, donde los periodistas cargaban de presión a los jugadores. Salir cuatro días fuera, pasar mucho tiempo juntos, hablar en grupo y de forma individual con los futbolistas es una experiencia positiva para el equipo, que acaba por crear complicidades casi familiares. Es entonces cuando el entrenador debe evitar que la carga emocional del choque pueda repercutir de forma negativa en el jugador. El técnico debe animar a la afición a que llene el estadio, e incluso hacer que toda la presión recaiga sobre su propia figura. La frase debe ser: «Juntos, vamos a conseguirlo».
La idea es que el equipo se sienta competitivo, que pueda afrontar el choque sin presión. La semana antes de un partido así, el entrenador debe hacer creer a sus jugadores que son los mejores del mundo, que nada va a salir mal. Eso no es siempre fácil, porque el técnico debe ser muy fuerte para no trasladar los nervios a sus jugadores. La motivación no hace falta entrenarla a diario, pero sí es necesario dosificarla porque los jugadores lo único que quieren es que llegue el día del partido. Evitar la ansiedad, hablar en clave positiva, entrenar suave, cambiar las rutinas por juegos de pelota, rondos, ejercicios relajantes... Todo esto es fundamental. El entrenador es el que menos debe dar la sensación de intranquilidad, aunque luego tenga todas las cartas en la manga por si el partido se tuerce. Ante el Murcia, había que adelantar líneas y asumir riesgos, y es algo que hice con total tranquilidad, sin que el equipo tuviera la sensación de que estábamos desesperados. Yo tenía la intuición de que el gol acabaría llegando, y así fue.
Por último, resaltar un aspecto igualmente fundamental en la preparación de este tipo de partidos: el humor. Yo me considero una persona positiva, alegre. Cuando se pierde un partido, a veces, hacer humor sobre la derrota puede ser catársico para el grupo. Hay que saber emplearlo y saber disfrutar de este deporte; la actitud de los jugadores muchas vecen cambian según el humor de su entrenador."

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