martes, 3 de abril de 2012

La percepción del espacio y el análisis del tiempo


Resulta reiterativo incidir sobre la importancia del manejo de los espacios en el fútbol. La capacidad de interpretar el espacio, jugar con él, manejarlo a tu antojo, hacerlo más grande, más pequeño, crearlo, ocuparlo, aprovecharlo, etc., está al alcance de pocos, de los mejores.

Los clásicos nos cuentan como el juego en fase defensiva desde un equilibrio posicional goza de mayores ventajas a la hora de cerrar esos temidos espacios que el rival trata de usurpar con nefastas intenciones para nuestros intereses. Puede que estén en lo cierto, pero hoy eso ya no es suficiente.

Equipos como el actual F.C. Barcelona se han encargado de superar esas premisas, de hacer del manejo del tiempo y el espacio un arte, de lograr sincronizar los relojes del talento depositado en muchos de sus futbolistas, tirando por tierra muchos de los beneficios de los que gozaba esa defensa posicional en lo que a la reducción de espacios hace referencia.

No existen muchos futbolistas capaces de jugar con el tiempo, de manejar las pausas en beneficio propio. Uno de ellos es, sin duda, Andrés Iniesta. Quizás de pequeño no le prohibieron entrenar con reloj, quizás sea un talento innato o lo más probable es que su conocimiento del juego, su interpretación del fútbol y del modelo de su equipo le permitan sacar ventaja de todas esas circunstancias o –lo que es todavía mejor- facilitar que su equipo desarrolle en el tiempo y espacio necesario las acciones precisas para imponerse al rival.

Hemos escuchado en infinidad de ocasiones que el Real Madrid disfruta con espacios, que te mata. Cierto. Los crea, los ocupa y los aprovecha, como dicen los manuales. Pero hablamos de una variable más, el tiempo. O siendo más riguroso la pausa necesaria para jugar con ese tiempo, para permitir el desarrollo del juego en circunstancias no tan favorables en cuanto al espacio se refiere.

Algo tan sencillo –o tan complicado- como el manejo de las pausas para facilitar el desarrollo de un modelo de juego han convertido a Iniesta en un futbolista maravilloso. A otros los llamaríamos lentos, culpables de interrumpir el juego, de ralentizar las transiciones defensa-ataque, de permitir la organización defensiva del rival, a él no. El juega con el tiempo a su antojo, con las pausas que convierten el juego de su equipo en algo más vertiginoso, si cabe, en algo extraordinario.

Otorgar pausa al juego para ser más rápido. Quizás algo contradictorio pero tremendamente efectivo, algo que marca la delgada y fina línea entre ser bueno, ser el mejor y ser capaz de hacer al resto mejores a tu lado.

Correr es lícito, dar las pausas necesarias para que otros corran lo es más. Ser vertical en busca de la portería contraria es importante, saber cuándo hacerlo para no salirte del campo es determinante. Controlar el “timing” de un equipo determina en gran parte la capacidad de desarrollar un modelo de juego y eso está al alcance de muy pocos futbolistas en el mundo.

La comida rápida lleva un trabajo previo que nos facilita la vida, las fotos instantáneas necesitan del desarrollo de una tecnología especial que las haga posibles, incluso el sexo en la primera cita necesita de un cortejo acertado que culmine en éxito. El fútbol no es menos, el juego necesita de velocidad, de verticalidad y de espacios, si bien es cierto que precisará también de futbolistas que marquen el tiempo y otorguen al equipo de la pausa necesaria para desarrollar todo lo anteriormente mencionado.


Nestor Pérez www.masliga.com

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