Leigh Steinberg era el agente de jugadores modelo. Hacía a sus representados ganar dinero y ser buenos ciudadanos. En la NFL era el amo (representaba a estrellas como Troy Aikman, Steve Young o Drew Bledsoe, además de boxeadores de la talla de Óscar de la Hoya o Lennox Lewis o jugadores de la NBA como John Starks), pero, curiosamente, uno de sus subordinados abandonó su agencia para establecerse por su cuenta. Eso sí, él se llevó 50 jugadores, no como Tom Cruise, que se quedó solo con Cuba Gooding Jr. Además, Steinberg es alcohólico y su imagen cae a plomo.
A veces no sólo la realidad supera a la ficción, sino que la destroza. En el despiadado mundo de los agentes de jugadores, Leigh Steinberg era el icono virginal, el hombre que anteponía la moral al dinero y que hacía que sus jugadores tuvieran valores más humanos que las cifras de sus contratos. Así lo contaba la película 'Jerry Maguire', inspirada en su figura, en la que Tom Cruise y Cuba Gooding Jr. (que obtuvo el Oscar al Mejor Actor Secundario) protagonizan una bella historia de deporte y amistad.
Leigh Steinberg es una figura adorada en los Estados Unidos. San Francisco celebra el 'Día de Leigh Steinberg', tras conseguir que los Giants, equipo de béisbol de la ciudad, no se marchara a Florida. Educado en Berkeley, cuna de la izquierda académica norteamericana, se calcula que en 30 años como representante ha donado unos 200 millones de dólares a obras benéficas. Representa el sueño americano, sólo que ahora es un mal sueño.
Problemas con el alcohol
Steinberg lleva años luchando contra sus problemas con el alcohol. Ya en 1997 estrelló su coche contra otro e hirió al conductor. Iba borracho. El año pasado fue encontrado culpable de estamparse al volante contra tres vehículos aparcados y dio positivo en el control de alcoholemia. Pero ha sido esta misma semana cuando fue detenido en Newport Beach, California, tras ser denunciado porque, en plena noche, estaba gritando y tratando de escalar una colina. Según la policía, olía a alcohol y apenas podía hablar.
Hace siete años, cuando Drew Bledsoe, legendario quarterback de -entre otros- los New England Patroits, rompió con Steinberg ya habló de que bebía en exceso. "Apareció en mi boda muy borracho. Tuve que responder a mi familia y amigos, que me preguntaban '¿Quién es ese tío?'", dijo.
Cuando 'Maguire' es el malo de la película
En 2002, un juicio de mes y medio acabó con la imagen limpia de Steinberg. Un socio suyo, David Dunn, se marchó de su empresa llevándose a 50 jugadores consigo. La escena en la que Tom Cruise empieza a llamar jugadores para ver si se van con él cuando deja de la agencia pareció repetirse en la vida real, sólo que a Dunn le dijeron que sí.
Al final, Steinberg ganó el juicio, su ex compañero fue inhabilitado durante dos años y, aunque perdió el número uno en el ranking de agentes, salió teóricamente bien parado. Eso sí, durante el proceso salieron tantos trapos sucios, tanta basura del submundo de los representantes, que su imagen cayó para siempre.
Ahora, el alcohol es el enemigo de un icono de algo que quizá no sea posible: ser honrado, honesto y ejemplar, al menos bajo el prisma de los norteamericanos, en todo lo que esconden las alfombras del deporte profesional.
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