jueves, 10 de diciembre de 2009

El método Guardiola



“Como entrenador triunfará seguro, es perfeccionista en el campo y detallista fuera de él”. Son palabras del goleador italiano del Bayern Luca Toni, quien argumentó así a MD su extraordinaria confianza en el éxito como entrenador de Pep Guardiola, con quien apenas coincidió unos meses en el Brescia. Perfeccionista y detallista son dos de los adjetivos que, según los que conviven con él, mejor definen a un técnico que derrocha naturalidad y sencillez.


El primer y gran ejemplo de la sensibilidad de Guardiola llegó cuando ni siquiera había firmado como entrenador del primer equipo. Era el mes de mayo y entre el diseño de la plantilla y la pretemporada azulgrana, la preparación del ‘play off’ de ascenso del filial que empezaba aquella semana ante el Castillo y el nacimiento de su hija Valentina, Pep encontró un momento libre para acercarse al Hospital Quirón y visitar a Gabi Milito, que días antes había sido intervenido de las dos rodillas por el doctor Ramon Cugat. Lejos de convertirlo en un trámite para quedar bien, el técnico no sólo animó y transmitió tranquilidad y confianza al defensa, sino que ambos compartieron una animada charla de tres horas sobre el nuevo Barça y fundamentalmente de fútbol. Tras colgar las botas, Pep se enamoró de Argentina cuando viajó con su amigo David Trueba para, entre otras cosas, presenciar un Boca-River y charlar con referentes del banquillo como César Luis Menotti y Marcelo Bielsa. Gabi quedó prendado de Pep.

Antes de firmar, también encontró tiempo para reunirse con Thierry Henry, que estaba en todas las quinielas de transferibles, y asegurarle que entraba en sus planes y comentarle qué esperaba de él.

Una buena dieta, vital

Guardiola está viviendo su primera gran experiencia como técnico con gran intensidad. Es un ‘enfermo’ del fútbol y del Barça y no quiere irse del club pensando que podría haber hecho algo más para lograr mejores resultados. Por esta razón, llega cadadía al Camp Nou a las ocho y media de la mañana después de acompañar a sus hijos a la escuela y abandona el estadio por la tarde, igual que en su época Louis van Gaal.

Pep sí se diferencia del holandés en la comida. Al holandés le llevaban del bar de la Pista de Hielo un bocadillo de lomo con queso que se ‘zampaba’ en su despacho, mientras el de Santpedor come con sus jugadores y colaboradores en el ‘buffet’ que les han instalado en la zona VIP del estadio. Ensalada, pasta y carne a la plancha suele ser el menú de los cracks, que no sólo se quedan a comer tras los entrenamientos sino también después de los partidos. Dos son los motivos: porque los alimentos se aprovechan mejor cuando se ingieren durante la hora posterior al esfuerzo físico y porque así Guardiola y su grupo de colaboradores controlan el 60 por ciento de lo que comen los jugadores.

El control de la dieta es uno de los aspectos más relevantes del trabajo de prevención de las lesiones musculares, que esta temporada se han reducido notablemente. Guardiola no quiere arriesgar con ningún jugador. El estado físico de todos los jugadores es seguido minuciosamente y Pep no quiere arriesgar con nadie. Si Henry se pierde un entrenamiento y hay riesgo de lesión si es titular, pues al banquillo; si Jorquera se ha encontrado mal la noche anterior y hay riesgo de lesión si se entrena al mismo ritmo que el grupo, pues se entrena a medio gas; y si Alves, como el pasado sábado, sufre molestias y hay riesgo de lesión si juega, pues a descansar.

Vídeos personalizados

Debido a las numerosas horas que pasa en su despacho del Camp Nou, Pep se ha instalado una pantalla de plasma para analizar los partidos de su equipo y los de los siguientes rivales. Lo más curioso del caso es que la ha pagado de su propio bolsillo.

Los vídeos personalizados son otra novedad esta temporada en Can Barça, aunque no en el fútbol ya que otros técnicos como Marco van Basten,Jurgen Klinsmann o el propio Luis Enrique en el Barça Atlètic también recurren a ellos para corregir los defectos de sus jugadores. Los técnicos editan imágenes con los fallos de cada futbolista en los partidos y Pep los analiza después de forma individual con cada uno.

Pep está encima de todo y de todos y hace unos días, por ejemplo, instó al club para que Alexander Hleb dispusiera tres veces por semana de un profesor de castellano. El idioma es vital en cualquier deporte de equipo y Guardiola quiere que el bielorruso, una de sus apuestas personales, se integre cuanto antes.

Solidario y respetuoso

Otro detallazo para quitarse el sombrero, desvelado en su día por MD, fue su decisión de destinar las multas que impone a la plantilla (ya han caído algunas) no a su clásica finalidad de pagar cenas sino a ONG’s que elegirán los propios jugadores. El mister considera que las sanciones no pueden ser un premio para el equipo, de ahí que haya pensado en otra utilidad mucho más solidaria.

Pero si por algo se puede destacar al Pep persona en sus primeros cien días como entrenador del Barça es por su profundo respeto al pasado. Al más reciente, cuando habla con admiración de Rijkaard o cuando admite que el gol de cabeza de Márquez ante el Atlético, a la salida de un córner, es más mérito de Frank que suyo. Y también al más histórico. Acudió al entierro del ‘Gran Capitán’, Juanito Segarra, y acompañó a su amigo Ángel Mur en la presentación de su libro pese a que se había comprometido de forma voluntaria a asistir a esa misma hora a la inauguración de las nuevas oficinas de su marca deportiva de toda la vida, Nike. Para Guardiola, la amistad es lo primero. Y en Nike lo entendieron perfectamente.

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